AGRICULTURA ECOLÓGICA
Es una forma de cultivar la tierra que tiene, como objetivo fundamental, producir alimentos sin residuos y de máxima calidad, respetando el entorno natural y conservando la fertilidad de la tierra para la próxima generación.
“La tierra no es nuestra, sino que la tenemos prestada de nuestros hijos. Nuestra obligación es mejorarla o dejarla, por lo menos, tal y como nos la han dejado “ (Toro Sentado)
Para lograr estos objetivos en la agricultura ecológica:
NO se utilizan productos químicos o de síntesis
NI pesticidas (insecticidas, fungicidas, herbicidas)
NI semillas transgénicas
NI conservantes
NI colorantes
NI hormonas….
En la agricultura química se utilizan pesticidas muy potentes, que matan rápidamente todo tipo de plagas. Pero, por desgracia estas sustancias, matan también a los organismos beneficiosos (hongos, bacterias, insectos depredadores…) que son los que mantienen el equilibrio biológico del suelo y del agro-sistema.
Como consecuencia, se produce un desequilibrio que crea resistencias en las plagas que queremos controlar, apareciendo después con más virulencia, lo que nos obliga a aumentar la dosis o cambiar a otros químicos más fuertes.
Los agro-químicos están diseñados para que siempre sobreviva un pequeño porcentaje de individuos que perpetúan el negocio del próximo año de las industrias que los venden.
Sin embargo en la agricultura ecológica tenemos que tener en cuenta ciertas normas que respetan las leyes de la naturaleza:
-Mantener el equilibrio del agro-sistema creando un suelo vivo, alimentando la tierra con lo que le es propio: la materia orgánica (compost, estiércol, adobes verdes, etc.)
-Conocer los círculos vitales de las plagas y tener la paciencia de tolerar un nivel aceptable de daños.
-Fomentar la presencia de insectos y microorganismos beneficiosos (insectos, bacterias, micorrizas,…).
-Utilizar variedades de semillas resistentes y bien adaptadas al clima y tipo de suelo donde cultivamos, a poder ser seleccionadas por nosotros mismos.
-Las "malas" o "buenas" hierbas se controlan por medios mecánicos.
-Las semillas o plantón utilizado debe ser de procedencia ecológica, a poder ser variedades propias, locales, autóctonas, buscando la biodiversidad.
-Para evitar plagas y enfermedades tendremos muy en cuenta las técnicas de laboreo, fertilización, rotación y asociación de cultivos.
-La rotación y asociación de cultivos dificulta el desarrollo descontrolado de las plagas (ajos con lechugas, cebolla con censuras, habas con maíz, etc.)
-Las labores del suelo han de hacerse en el tiempo oportuno y con grado de humedad adecuado, procurando no alterar las capas del suelo, trabajando superficial y gradualmente.
-Hay que prestar también mucha atención al momento de: abonar, sembrar, trasplantar y des- herbar. Haciendo estas tareas en el momento adecuado, ahorraremos tiempo, trabajo y, sobre todo cogeremos mejores cosechas.
Si, a pesar de respetar todas estas normas, tenemos algún problema de plaga sabemos que hay productos que nos poden ayudar sin dejar residuos tóxicos para nosotros ni para el medio ambiente.
La agricultura y la ganadería ecológica puede ser una buena ocasión y la más eficaz fórmula para valorar y recuperar el sistema agrario tradicional de Rairiz de Veiga, demostrando que se puede crear riqueza sin necesidad de destruir una herencia irrepetible y maravillosa que debemos preservar a toda costa.
Tenemos que recuperar las cosas buenas de nuestra cultura labriega pero no solo para exponerlas, como es costumbre, colgadas de las paredes de un museo etnográfico donde todo está muerto. Preferimos un museo vivo, interactivo y real donde, la fusión de la sabiduría tradicional, junto con los conocimientos y tecnologías más modernos, permiten la potenciación de un sistema productivo rentable para sus habitantes y sostenible.
Hace falta, también, cambiar la imagen peyorativa que tiene la sociedad sobre el trabajo rural, dignificando y revalorizando la profesión de agricultor, no solo como garantía de la autosuficiencia alimentaria del país, sino, también como cuidadores del paisaje, de la salud, del medio ambiente y de las personas.
Para alcanzar esta meta, hace falta atraer y motivar a la poca gente joven que va quedando en las aldeas, con cursos de formación que les abran los ojos con respecto a las posibilidades y aspectos positivos de la agricultura ecológica.
Pero para que esto sea posible, necesitamos a muchas personas como tú, que valoran y son conscientes de que consumen alimentos producidos por sus estimados agricultores.